Normalmente mis relatos están basados en hechos reales. Este, sin embargo, es fruto de una fantasía que espero algún día se convierta en realidad.
Mi vuelo se ha retrasado y llego tarde, como siempre. Camino deprisa esquivando la gente que se cruza en mi camino y mirándome de refilón en los reflejos de los coches. Se pone a llover. Estoy empapada y hecha un desastre. Ella se va a reír cuando me vea aparecer de esta guisa.
Acelero el paso sin poder evitar una sonrisa al pensar en Ella. Ciertamente va a reírse mucho cuando me vea aparecer así. No se me ocurre nada mejor que escuchar su risa.
Suena el teléfono, un mensaje suyo:
- Dónde estás perreta? Estoy preocupada y tengo una sorpresa para ti.
No puedo esperar a llegar a su casa y descubrir qué ha pensado para mí.
Toco el timbre como siempre dispuesta a saltar a sus brazos y oler su cuello. Su olor es lo que más me gusta de ella.
Para mi sorpresa, no es ella quien abre la puerta. Ahí, vestido de criada, solo con un delantal, está él. El perrete con el que tanto habíamos fantaseado y a quien tanto apreciamos.
- Mademoiselle, adelante por favor. Dice él con una sonrisa.
Me lanzo a sus brazos y aprieto su culo.
- Pero, ¿por qué no me lo has dicho?
Y de repente la veo aparecer. Solo lleva una camiseta. No necesita más aderezos, Ella no es un Ama tipica ni falta que le hace...
- Bueno perrete y perreta, ya está bien de sobeteos. Perreta a la ducha, estás hecha un desastre. Perrete a prepararnos la cena.
Me meto en el cuarto de baño muerta de nervios. No solo estoy mojada de la lluvia. Deslizo mis manos para quitarme la ropa interior y siento la humedad deslizarse por mis piernas. Va a ser una noche deliciosa.
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